jueves, 8 de agosto de 2024

EL DÍA MUNDIAL DE LA BONDAD.

 El 13 de noviembre de cada año se conmemora como el Día Mundial de la Bondad. Este día tiene como objetivo reafirmar las buenas acciones en las personas y en las comunidades del mundo, siendo la bondad un elemento esencial de la condición humana que crea puentes de unión entre las diferentes comunidades.



La bondad es definida como una inclinación o tendencia natural del ser humano a hacer el bien, siempre dispuesto a ayudar a quien lo necesita de una forma amable y generosa. Dicho con sencillez, la bondad es la cualidad que demuestra la persona buena, que no es mala ni corrupta y que es moralmente íntegra. La persona que manifiesta bondad siempre busca formas de ayudar a los demás y de hacer cosas por ellos. La bondad como valor forma parte de la mayoría de las culturas, siendo esencial e indispensable ayudar al prójimo de manera desinteresada.



Antes de salir al encuentro de los demás y para poder ayudarlos de forma eficaz es necesaria la empatía, ponernos en los zapatos de la persona a la que vamos a auxiliar, pero sobre todo escucharla con amabilidad para fomentar el dialogo, la comunicación con aquel que más nos necesita.

La amabilidad es un factor importante de la cultura del diálogo y el diálogo es indispensable si queremos vivir en paz, como hermanos, que no siempre se llevan bien, es normal, pero que, sin embargo, hablan entre sí, se escuchan e intentan comprenderse y encontrarse.  Basta pensar: ¿Qué sería del mundo sin el diálogo paciente de tantas personas generosas que han mantenido unidas a familias y comunidades? El diálogo persistente y valiente no aparece en los titulares como los enfrentamientos y los conflictos, sin embargo, ayuda discretamente al mundo a vivir mejor. La amabilidad forma parte del diálogo. No es solo una cuestión de “etiqueta”, de formas galantes… No, no es esto a lo que nos referimos al hablar de cortesía. Por el contrario, es una virtud que hay que recuperar y ejercitar cada día, para ir contracorriente y humanizar nuestras sociedades.



La bondad es un antídoto contra algunas patologías de nuestra sociedad; contra la crueldad, que desgraciadamente puede introducirse como un veneno en el corazón e intoxicar las relaciones; contra la ansiedad distraída y el frenesí que nos hacen centrarnos en nosotros mismos y cerrarnos a los demás.

Estas enfermedades de nuestra vida cotidiana nos vuelven agresivos e incapaces de pedir permiso o perdón, o simplemente decir gracias. Y así, cuando en la calle o en una tienda, o en una oficina nos encontramos con una persona amable, nos asombramos, nos parece un pequeño milagro, porque desgraciadamente la amabilidad ya no es muy común. Pero, gracias a Dios, todavía hay personas amables que saben dejar de lado sus propias preocupaciones para prestar atención a los demás, regalar una sonrisa, una palabra de ánimo, escuchar a alguien que necesita confiar, desahogarse.



Que en ese día y en todos, como Comunidad Universitaria, recuperemos la bondad como virtud personal y cívica que pueda ayudar en no poca medida a mejorar la vida, nuestras familias, comunidades y sociedades. La experiencia nos enseña que si se convierte en un modo de vida puede crear una convivencia sana, puede humanizar las relaciones sociales disolviendo la agresividad y la indiferencia.

“El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza en la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará.” 

(1 Corintios 13, 4- 8)

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